La principal herramienta de diseño para este proyecto fue su propia situación: el edificio objeto de reforma se encuentra en una ubicación privilegiada, al borde del acantilado que delimita la isla en este punto, y que permite tener un paisaje idílico enmarcado, donde se puede «acariciar» la hermanada isla de Formentera.

El edificio existente es el antiguo Centro de Servicios del Club Cala Azul. Un lugar compartimentado que albergaba los usos principales del restaurante, tales como los comedores, cocinas, cámaras frigoríficas, etc.

Esta configuración funcional rompe totalmente con el principio de transparencia que nos habíamos marcado como objetivo. La propuesta hace hincapié en este sentido, configurando ambas viviendas de manera que desde el primer momento que se accede a cualquiera de ellas, existe una visión permeable y directa al mar. Se generan espacios abiertos que mantienen un diálogo visual continuo con la naturaleza y con la isla.

Mientras que una de las viviendas se organiza en una sola planta, la vivienda de mayor superficie, la que se encuentra en la parte Este del edificio, se distribuye en dos niveles: el nivel de planta baja recoge los usos públicos y se configura mediante un espacio continuo y sin interrupciones. En planta alta se encuentran los usos más privados, agrupando todas las habitaciones.

Desde el punto de vista técnico, la radiación solar fue un elemento a tener en cuenta para el diseño de las fachadas orientadas al Sur. Los entrantes y salientes de los forjados de esta fachada se configuran de manera que permiten la entrada de los rayos solares en invierno y obstaculizan su acceso para la radiación del verano.